La triste carta de la viuda de 'Topo' López: «Perderte fue perder a mi amor, al hombre con que iba a envejecer»
La periodista argentina se despide de su marido, fallecido el pasado 9 de julio en un accidente de tráfico en Brasil, en donde ambos se encontraban para cubrir el Mundial de Fútbol
El domingo se acabó el Mundial de Brasil y, con ello, la cobertura
informativa que acabó convirtiéndose en una pesadilla para la periodista
argentina Verónica Brunati, esposa del también reportero 'Topo' López,
que falleció en un accidente de coche mientras se encontraba en el país
sudamericano por trabajo, al igual que ella.
El diario Marca ha
publicado una emotiva carta de la viuda, que, por una jugarreta del
destino se enteró de la muerte de 'Topo' por las redes sociales, cuando
el entrenador del Atlético, Diego Pablo Simeone, se apresuró a darle el
pésame.
A continuación, la carta íntegra de Verónica:
«Ningun Mundial vale dejarse la vida. ¿Pero cómo se lo explicamos a los
que no son periodistas? Estoy en un restaurante del centro de Buenos
Aires. En el Tradicional Palacio de la Papafrita, uno del microcentro
porteño. Con mozos que llevan pajarita negra. Afuera es todo celeste y
blanco. Las imágenes de Messi en todas partes. Hasta en el Obelisco. Ni
lo podrías imaginar, Topo.
Vos que soñabas verlo querido por
el pueblo argentino. Ahora sí se adueñaron de Leo. La cobertura del
Mundial terminó para mí con tu muerte. Pero no el fútbol. Ni la ilusión
de ver a Argentina campéon. Era lo que soñaste. Ver a Leo levantar la
Copa del Mundo. Me aferré a eso. Ayer fue el día más dificil de mi vida.
Yo te amaba con locura. Éramos uno. Te fuiste el día que me hiciste
mamá. Un 9 de julio. Y te recuerdo llorando con Agustín en tus brazos. Y
ahora estoy sola con él y Lucía. Te escucho todavía llamándome amore.
Contándome cuál será tu próxima entrevista.
Tu próximo artículo. Y no sé como explicarles a nuestros hijos que jamás volverás.
Hoy quiero estar aquí, con mi amigo Matallanas y con Rubén Cano viendo
el partido. Y, mientras la gente grita el "Brasil, decime qué se
siente", yo siento que debería estar en el Maracaná. Estuve allí con vos
el partido contra Bosnia. Y antes de subir a la zona de prensa tuve la
suerte de escuchar tu mejor narración para radio La Red. Estabas frente a
una puerta. Y había mucha seguridad de FIFA. Pero el oyente seguro que
se creyó que estabas ingresando junto a Messi al campo de juego. "Ahí
viene. Es él. El Diez de la Argentina. Es Lionel Messi. ¿De qué planeta
viniste crack? Es argentino. Rompelaaaaa. Rompelaaa todaaaa. Rompela con
tu zurda. Con tu zurda pateamos cuarenta millones de argentinos. Vamos,
Leo. Vamos. Vamos a ser campeones en Brasil". No sé si fue así. Pero
así lo recuerdo. Y me emocionó tanto. Pensé "sos el mejor con la pluma y
lograste superar esa barrera tan dificil que es relatar en radio".
Van dos minutos e Higuain acaba de intentar un remate. Alemania no sabe
lo que le espera. Argentina está jugando con doce jugadores. Y yo te
veo allí, como cada transmisión. Sentado junto a Feno Tartaglia. Vestido
por cábala con camisa negra y pantalón chupín gris. Un tiro de los
germanos y nos salva el palo una vez más. Si el Papá estaba en el
derecho, tu estabas en el izquierdo.
El segundo tiempo,
tampoco Alemania nos doblegó. Y el alargue. Maldito alargue. Argentina
llegaba mereciendo ser campéon. Los muchachos lo habían dado todo. Y
Messi, tu Leo, no tuvo la condecoración esperada. Ya no es necesario que
eludas los controles de FIFA para ingresar al campo de juego a abrazar a
Leo como me habías amenazado, aunque fueras preso.
O tal vez
sí. Porque es más dificil abrazar en las derrotas que en las victorias. A
mi me abrazaron todos los amigos y los colegas que te querían en la
derrota más importante de mi vida. Perderte a vos fue más que perder un
Mundial. Fue perder a mi amor, al hombre con que iba a envejecer. Fue
perder al padre de Agus, Lucía y Lara. Y hoy el futuro es una página en
blanco.
¿Pero sabés qué? Descubrí algo. No te igualaré nunca
porque eras el mejor. Pero si estoy aquí es porque sentía el periodismo
igual que vos. Como la vida misma. Y viviré para contar las historias
que vos hubieras contado. Y para mostrarles a Agustín y a Lucía el
camino»